Ana Milena Duque
Desarrollar competencias individuales a través de la educación, se ha convertido en los últimos tiempos en el elemento clave para superar las etapas de inestabilidad laboral, ya que la demanda de conocimientos en el mercado, incide eficazmente en la probabilidad de obtener un empleo acorde a sus necesidades, además, los beneficios alcanzados por aquellos trabajadores que tienen una educación terciaria, es más alta que los que llegan a la formación secundaria. La fuerza laboral se mide actualmente por la formación educativa y el desarrollo de competencias en un cargo, que permitan el logro de nuevos objetivos.
En América Latina es común que los jóvenes se introduzcan en el mundo laboral después de culminar sus estudios secundarios, pero lo que muchos no saben es que están en desventaja frente a los que alcanzaron mayores niveles, ya que se exponen con mayor facilidad al desempleo, porque su formación es necesaria pero no suficiente, además hay una creciente inestabilidad por la falta de competencias educativas. De hecho, esta política es compartida por numerosas empresas, debido a que las organizaciones realmente desean ampliar el rango de destrezas que la escuela superior brinda, sumado a otras habilidades de tipo socioemocional, las cuales procuran mantener un alto nivel de compromiso, disciplina y responsabilidad en el trabajo; las cognitivas, que hacen relación a los conocimientos aprendidos, a través de estructuras mentales, y las habilidades específicas, las cuales corresponden a las capacidades técnicas aplicables a una ocupación en particular.
Comúnmente, la demanda de estas tres competencias (socioemocionales, cognitivas y específicas) exige manejar distintas destrezas según la labor a desempeñar en el campo laboral, que son alcanzadas con mayor facilidad, gracias a la realización de programas curriculares de nivel terciario y profesional.
Muchas han sido las investigaciones que demuestran que la educación trae grandes beneficios a la sociedad, a la economía y a las personas en particular, porque la educación y el trabajo tienen un vínculo estrecho, reflejado en el aumento de la productividad, es decir, la educación desarrolla nuevos conocimientos sobre las mejoras tecnológicas y permite que el empleado realice con mayor confianza determinadas tareas, mantenga su empleo y mejore las condiciones salariales, porque un empleador siempre estará dispuesto a pagar por los conocimientos prácticos que tiene su empleado.
Un reciente estudio realizado por la Universidad de Georgetown titulado: La Ventaja de la Universidad para Superar la Tormenta Económica, establece que “La tasa de desempleo de los graduados de secundaria se encuentra ahora en un 9.4%, más del doble de la tasa de desempleo de los graduados de alguna licenciatura universitaria 4.5%”. Por lo anterior, ocupar un trabajo bien pago, y que refleje el alcance de la educación y experiencia de la persona, es ahora un lujo en Estados Unidos.
Pero no se preocupe, recuerde que la inestabilidad laboral se puede superar y es comprensible que las carreras profesionales no sean para todo el mundo, pero es posible trazar un plan educativo que enriquezca su fuerza laboral, mejore sus condiciones y satisfaga las necesidades a través de programas más cortos; por eso si desea alcanzar un mejor trabajo, encuentre en Educaedu las mejores sugerencias de la oferta educativa a nivel mundial.